Alimentación complementaria en los niños

Iván Navas. Febrero 27, 2022

Alimentación complementaria en el niño

La alimentación complementaria consiste en la introducción gradual y paulatina de alimentos diferentes a la leche materna en el bebe. 

Tal como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), en lo posible, “todo lactante debe ser alimentado exclusivamente al pecho materno durante los primeros 6 meses de edad”. No obstante, después de los 6 meses, la lactancia materna exclusiva no alcanza a satisfacer las necesidades de algunos nutrientes y aparecen deficiencias, principalmente de energía y hierro, que deben ser cubiertas con nuevos alimentos.

Por lo tanto, la alimentación complementaria debe iniciarse a los 6 meses de vida en los niños que son amamantados. En los que son alimentados con leche maternizada, que nacieron antes de las 37 semanas de gestación o que tuvieron bajo peso al nacer, se recomienda comenzar después de los 4 meses de edad. 

No debe iniciarse la complementación de la alimentación en los bebés antes de los 4 meses por las siguientes razones:

  • La maduración renal y la capacidad óptima de concentración de la orina solo se alcanza después de los cuatro meses de edad.
  • Varias enzimas digestivas solo comienzan a producirse después de los 4 meses.
  • Durante los primeros 4 meses de vida, la inmadurez de la mucosa intestinal la hace permeable a sustancias antigénicas presentes en los alimentos que pueden provocar alergias, como la leche entera de vaca, la clara del huevo, la soya y el trigo.
  • El lactante, hasta los 3 meses, tiene el reflejo de protrusión o extrusión lingual (movimiento de la lengua tratando de empujar hacia afuera lo que se ha introducido), que favorece el buen agarre en la lactancia materna, pero dificulta que reciba otros alimentos.

Grupos de alimentos para la alimentación complementaria

Los grupos de alimentos apropiados para la alimentación complementaria son:

  1. Cereales, tubérculos y plátano: Aportan energía, un poco de proteínas (solo los cereales) y vitaminas. Ejemplos: cereales (arroz, trigo, maíz, quinua), raíces (yuca, papa y batata o camote) y fruta con almidón (plátano).
  2. Verduras y hortalizas: Proporcionan principalmente vitaminas (A, C y folato o ácido fólico), minerales, fibra y agua. Ejemplos: espinaca, repollo, brócoli, acelga, zanahoria, auyama, apio (en rama), habichuela, pepino, lechuga y tomate.
  3. Frutas: Proporcionan vitaminas (A, C, B1, B2, B6, folato), minerales, azúcares, fibra y un alto contenido de agua. Ejemplos: papaya, banano, lulo, manzana, piña, ciruela, granadilla, curuba, durazno, guayaba, naranja, mandarina y mango.
  4. Carnes, huevos y leguminosas: Aportan proteínas, hierro, zinc y vitaminas. Ejemplos: carne de res, cerdo, pescados, mariscos, pollo, hígado, vísceras, huevo, fríjol, arveja, lenteja, garbanzo y Bienestarina (complemento alimenticio producido por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar).
  5. Lácteos: Proporciona proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas (especialmente A y folato), minerales (calcio) y algunos probióticos. Ejemplos: leche entera de vaca, leche semidescremada, kumis o yogur sin dulce y quesos.
  6. Grasas: Aportan energía y ácidos grasos esenciales. Ejemplos: aceite vegetal, mantequilla y aguacate. Se requiere desestimular el uso de grasa de origen animal (manteca) y la margarina, que se asocian a mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, dislipidemias y cáncer.

Según la edad, se deben seguir las siguientes recomendaciones en la alimentación complementaria:

En niños de 6 meses de edad

Continuar la lactancia materna a libre demanda de día y de noche. Esta es fundamental y se recomienda administrarla hasta los dos años de edad. Si no es posible, dar una leche adaptada o maternizada. La leche de vaca no adaptada no se debe utilizar en el primer año de vida como lácteo principal, ya que posee una elevada carga renal de solutos, contiene aporte insuficiente de hierro, vitamina E y ácido linoleico, además parece que puede provocar pequeñas hemorragias intestinales que podrían llevar a anemia ferropénica. La leche baja en grasa también es inadecuada para el lactante en el primer año de vida, ya que requeriría grandes volúmenes para cubrir las necesidades calóricas y puede ser insuficiente el aporte en ácidos grasos esenciales.

Los alimentos se deben introducir paulatinamente, de a uno por vez durante 2 a 3 días continuos, con el fin de conocer sus preferencias y detectar reacciones adversas como edema labial, rash cutáneo o eritema facial.

Iniciar con cereales (maicena, arroz, avena o pastas) preparados en forma de papilla y administrado con cuchara (para que aprenda a comer con cuchara). Las preparaciones deben ser espesas, en forma de papillas y compotas, y no se les debe añadir ni sal ni azúcar, para educar el sabor.

Preparar compota de frutas carnosas (banano, mango, durazno, pera, manzana, papaya, melón), triturando la fruta con un tenedor. Darlas recién preparadas, con cuchara.

Ofrecer verduras como zanahoria, ahuyama, habichuela, lechuga y tallos. Preferiblemente un vegetal verde y uno amarillo diariamente.  Cocinarlos en una olla tapada con poca agua hirviendo hasta que ablanden (tres minutos hirviendo) para preparar una crema o puré y ofrecerla con cuchara. Las verduras foliáceas (espinacas, acelga, coliflor, remolacha, etc) se deben retrasar hasta los 9 meses de vida por su alto contenido de nitratos, que podrían ser reducidos a nitritos y originar metahemoglobinemia.

Hasta la introducción de la alimentación complementaria, no es necesario dar agua, bastará con el líquido administrado en forma de leche. En situaciones en que las pérdidas hídricas pueden estar aumentadas es importante ofrecer agua al niño.

El niño debe recibir dos a tres porciones por día de estos nuevos alimentos.

En niños de 7 y 8 meses de edad

Iniciar carne como hígado o pajarilla, carne de res, ternera o cordero magras (sin gordo) o pollo sin cuero; ofrecerlas cocidas, picadas muy pequeñas y trituradas.

Ofrecer pescado de agua dulce o salada, cocido y triturado.

Comenzar a introducir el huevo, iniciando por la yema (cocinando el huevo completo de siete a 10 minutos para evitar el riesgo de infección y se extrae la yema). La yema se introduce poco a poco, aumentado cada día la cantidad, iniciando con un cuarto, luego media, tres cuarto y la yema entera. Esto mismo se hace con la clara separada de la yema, aumentandola cada día de a un cuarto, y luego se da la yema y la clara juntos igualmente aumentando de a cuarto por día hasta llegar al huevo completo.

Al 8° mes introducir frijol, arveja, lenteja y garbanzo. Cocinarlos y administrarlos licuados, en papilla o en puré.

Ofrecer tres porciones por día, además de la leche materna que se continuará ofreciendo en medio de las comidas.

Respecto a la cantidad, desde los 6 meses de edad, se comienza con pocas cucharadas (de 4 a 6 cucharadas por comida) y se va aumentando gradualmente hasta medio vaso o taza (4 onzas) en cada comida.

En niños de 9 a 11 meses de edad

Continuar la lactancia materna o, en su defecto, leche maternizada a libre demanda.

Deben introducirse alimentos de mayor consistencia, picados y en trozos, que el bebé pueda coger con la mano, para ayudarle a aprender a masticar y a fomentar el desarrollo y la coordinación motriz mano-boca. Evitar aquellos que por su forma ocasionen riesgo de atoramientos como uvas, nueces o trozos grandes de zanahoria o manzana.

Las comidas deben ser variadas y contener frutas, vegetales, leguminosas, pequeñas cantidades de carne, hígado, huevo y queso. 

Los vegetales deben ser cocidos hasta que estén suaves y las carnes deben ser desmenuzadas.

Los tubérculos como papa, yuca, arracacha, ñame y el plátano, se dan en forma de puré o se adicionan en la sopa.

Establecer un horario de comidas con dos o tres comidas principales y dos refrigerios en los intermedios, como yogurt, galletas, pan, fruta picada o en compota triturada.

La cantidad es de medio vaso o taza (4 onzas) en cada comida.

En niños de 12 a 24 meses de edad

Al año de edad ya se deben haber incorporado todos los alimentos en la dieta del niño, excepto la leche entera de vaca.

Puede compartir la dieta normal de la familia y no requiere alimentos especialmente preparados.

Si el volumen de leche materna es alto, no se requiere la introducción de otras leches. Si no está amamantado, dar 3 porciones de leche por día. Administrar productos lácteos.

El niño debe empezar a comer solo, pero siempre con supervisión de un adulto. El todavía no es capaz de consumir la cantidad suficiente para sus necesidades y debe ayudársele activamente.

Debe recibir tres comidas principales con dos refrigerios intermedios cada día.

La cantidad es de ¾ a 1 vaso o taza en cada comida.

En niños de 2 a 6 años de edad

Entre los 2 y los 6 años, el niño debe recibir de 2 a 3 porciones de leche, que puede ser entera o semidescremada, carnes magras, pescado 1 o 2 veces por semana y huevo entero todos los días.

Es necesario que el niño consuma frutas y verduras todos los días, inicialmente de 2 a 3 porciones, hasta llegar a 4 a los 6 años.

Se deben evitar al máximo los alimentos fritos, las grasas de origen animal, así como controlar el consumo de dulces y evitar la adición de sal en la mesa. También no dar productos procesados como los de paquete, bebidas azucaradas y embutidos (salchichas, jamón, mortadela, salchichón), entre otros.

Enseñe al niño a tomar agua durante el ejercicio y cuando termine la actividad física.

El tamaño de las raciones debe ser el recomendado para un niño.

Recomendaciones para los padres sobre la alimentación complementaria

Recomendaciones para los padres

– Es muy frecuente que los lactantes rechacen en un primer momento los nuevos alimentos, pero si se insiste en ofrecerse repetidamente a menudo son aceptados después. Muchas veces requiere ser presentado al niño una media de 10 a 15 veces para favorecer su aceptación.

– El niño come lentamente, por lo que se debe disponer de tiempo (y paciencia) para alimentarlo adecuadamente. No olvidar que siempre debe ser supervisado durante la alimentación.

– Siendo la alimentación el tema que genera más angustia y ansiedad en los padres, el niño manipula frecuentemente con ella, y si la hora de la comida se convierte en la hora del regaño, del castigo y del conflicto, la comida se convierte en símbolo de lo indeseable y, por lo tanto, el niño evita y rechaza este momento.

– Controle cuándo y cómo come el niño, establezca horarios donde se coma en familia, demostrando conductas alimentarias saludables.

– Los padres deben convertirse en un ejemplo de hábitos alimentarios saludables. Los niños en edad preescolar frecuentemente imitan a los padres; si los hábitos de los padres no son saludables, el hijo no aprenderá a comer sano.

Referencias

AIEPI. (2016). Cuadros de procedimientos. Bogotá D.C., Colombia.

Ortega R, Requejo A. (2015). Nutriguía, manual de nutrición clínica. Madrid, España: Panamericana.

Posada A, Gómez J, Ramírez H. (2016). El niño sano, una visión integral. Bogotá D.C., Colombia: Panamericana.

De la Fuente C. (2020). ¿Qué alimentos debo darle a mi bebé a partir de los 6 meses? Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Obtenido de: https://www.icbf.gov.co/mis-manos-te-ensenan/que-alimentos-debo-darle-mi-bebe-partir-de-los-6-meses