Por Iván Navas. Agosto 8, 2025
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Oro metálico, Oro puro, Au, es un metal muy conocido, de color amarillo brillante, teniendo la propiedad de ser el más dúctil y maleable de los metales. Se encuentra en estado nativo en filones casi siempre poco abundantes y ordinariamente aleado a la plata o al cobre; se encuentra también en la arena de algunos ríos, bajo la forma de pequeñas masas llamadas pepitas. Para uso homeopático se emplea el oro precipitado, que se obtiene agregando a una solución de cloruro de oro una solución de sulfato de hierro; el precipitado de oro, muy tenue, es lavado por decantación con una mezcla de agua y ácido clorhídrico y después con agua pura. Luego se tritura el metal precipitado, conforme a la regla séptima. Hahnemann fue el primero que lo experimentó (Uribe).
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Síntomas característicos
1. Tristeza, con disposición suicida, como si hubiera perdido el afecto de amigos, con aversión a la compañía, por decepción amorosa, por cólera, después de pena o después de pérdida de dinero, en niños, en la pubertad o en viejos, antes y durante la menstruación o por menstruación suprimida, en amenorrea, por esterilidad, durante o después del embarazo, durante la menopausia, por masturbación, durante la transpiración o la cefalea, después de abuso de mercurio, en la mañana, al anochecer, periódica.
Otros síntomas que están relacionados con su tristeza son: sensación de abandono, ansiedad de conciencia, cansancio y hastío de la vida, indiferencia a todo, pesimista, llanto involuntario, descontento consigo mismo, despreciativo consigo mismo, desesperación (por sus dolores, por su salvación religiosa, piensa que todo está perdido), reza, remordimientos, resentimiento y odio. Tiene ilusiones: tristes, de que él es inepto para el mundo, que no está haciendo nada correctamente, que ha descuidado su deber, que no puede tener éxito, todo va a fracasar, de que ha perdido el afecto de sus amigos, que sus amigos han perdido toda confianza en él, que está abandonado, de un pecado imperdonable, que está perdido para la salvación.
“Toda la personalidad de Aurum se conforma teniendo como síntoma motor a su “ansiedad de conciencia”. De esta manera todos sus conflictos vitales recalan irremediablemente en el tormento de un sentimiento de culpa fóbico y profundo, con sus satélites de remordimientos y autorreproches. De todo lo que pasa a su alrededor se siente responsable, tanto de sus pulsiones y actos de agresividad que emanan de su miasma, como de situaciones o hechos no vinculados con él o de menor cuantía, o de relaciones emocionales con decepciones, pérdidas afectivas o frustraciones… Está convencido que no hace nada correctamente, que hace todo mal y su destino inevitable es el fracaso; que ha descuidado su deber y cree que en todo ha obrado mal. El síntoma concurrente es un sentimiento de abandono, producto de la disolución se sus energías, con un yo minusválido. Se siente completamente desamparado, sólo y desechado; carece del afecto de quienes ama y cree que sus propios amigos lo abandonan, por sus “malas acciones”. Piensa que no está hecho como todo el mundo ni para este mundo. Se desvaloriza y pierde la autoestima: se siente inmerecido, cruel, inútil y se aborrece… Debido a todo esto, cae en el abismo de la depresión melancólica. Predomina en su ánimo la tristeza, como un sentimiento de infelicidad, que despoja a su vida de todo significado. Todo en él es indiferencia, sin gozo y pesimismo fatalista. Cavila, ve todo negro” (Draiman).
“Debe pensarse en él para la melancolía, con llanto, en la melancolía religiosa, cuando el continuo rezar puede ser el síntoma mas notable (Talcott), y en los trastornos mentales, con constante y rápido preguntar, sin esperar las contestaciones” (Pierce).
2. Disposición al suicidio, piensa continuamente en quitarse la vida, y se prepara silenciosamente para ello, arrojándose desde las alturas, desde una ventana, ahogándose, colgándose, de un disparo, o atropellado. Por tristeza, decepción amorosa, hipocondría, por los dolores, por amenaza de aborto, durante el embarazo o el parto, en niños, durante la transpiración, al anochecer.
“Aurum fácilmente cae en la descompensación, con el hastío y cansancio por la vida consecuentes. Se aborrece hasta límites impensables y se considera inmerecedor de seguir viviendo. Piensa en la muerte de manera obsesiva y persistente y la considera como un acto de justicia. En esta etapa comienza con sus elaboraciones suicidas, que no comunica a nadie; reprime su angustia y dolor frente a los demás y goza preventivamente de los resultados que avizora. Entonces no es de extrañar una rara tranquilidad y satisfacción al decidir su autocastigo: cuando y como se suicidará. Sus acciones son calculadas fríamente y llevadas a cabo sin previo aviso, con toda premeditación y alevosía y con una violencia increíble que expresa toda la carga de odio acumulada contra sí mismo. Junto al cadáver encontraremos la consabida nota: “Sr. juez, no se culpe a nadie de mi muerte”. Aurum en su fracaso vital se juzga, se sentencia y despiadadamente se ejecuta” (Draiman).
3. Afecciones por sífilis y por abuso de mercurio. Afecciones sifilíticas como: úlceras en el paladar y en la boca, convulsiones sifilíticas, erupciones sifilíticas en cara, afecciones sifilíticas en garganta interna, aborto; y en piel: erupciones, úlceras, verrugas y excrecencias fungosas sifilíticas. Indicado en la sífilis congénita. Síntomas después de abuso de mercurio como: tristeza, dolor de cabeza, úlceras en garganta interna, secreciones purulentas en oído y verrugas en piel.
“Es un remedio que está frecuentemente indicado en la sífilis secundaria, y para los malos efectos del envenenamiento mercurial; en ambas condiciones cuando los síntomas mentales del remedio y la agravación nocturna de los dolores son rasgos prominentes y, según Hughes, “es una admirable medicina para aquellas constituciones debilitadas por la influencia combinada de la sífilis y del mercurio”” (Pierce).
4. Afecciones de los huesos: caries, exostosis y dolor taladrante, rasgante, paralítico, que agrava de noche. Dolor en los huesos: ardiente, cavante, roedor, como si los huesos estuvieran rotos, constrictivo, tirante, sacudiente, punzante. Hinchazón de los huesos, inflamación, abscesos, fístulas, necrosis, constricción. Caries en la cabeza, oído, proceso mastoideo, nariz, en los huesos de la cara, maxilar inferior, paladar, dientes, extremidades y en la tibia. Exostosis en la cabeza, extremidades y en la tibia.
“Aurum se ha mostrado eficaz en el tratamiento de algunas afecciones óseas de origen sifilítico, especialmente si tales casos han sido objeto de la medicación mercurial en las dosis empleadas por la antigua escuela. El territorio en que Aurum ha prestado sus mejores servicios en estas afecciones sifilítico mercuriales es en la caries de los huesos de la nariz y del paladar, como también de la apófisis mastoides (caries de los huesos largos: Fluoricum acidum, Angustura). En estas afecciones nasales es a veces de considerable utilidad en la rinitis u ocena, antes de que la enfermedad haya progresado hasta la caries real. Las ventanas nasales están aglutinadas, ulceradas y las fosas nasales obstruidas y colmadas de costras, o bien hay mucosidades extremadamente fétidas y el paciente está melancólico y con tendencia al suicidio” (Nash).
“Aurum está indicado en toda clase de dolores que llevan al paciente a querer suicidarse. Los dolores se hacen tan severos que la muerte parece el único alivio posible. Recuerdo un caso de neuralgia de la rama nasal del nervio trigémino. Era un dolor increíble que volvía loca a la paciente, queriendo morir. Fue rápidamente aliviada con Aurum 10M. Recuerdo otro caso de mastoiditis crónica recurrente y severamente dolorosa; también fue rápidamente curado con Aurum” (Vithoulka)”.
5. Congestión de la sangre: de partes aisladas, extendiéndose hacia abajo. Congestión en cabeza: en cerebro, con ansiedad, por esfuerzo mental, con rubor de la cara, agachado, mejora al levantarse, acompañado de dolor de dientes. Congestión en: cara, pecho (durante la fiebre, acompañada de molestias respiratorias, en el corazón), riñones, útero (crónica). Por congestión: parálisis del pulmón, y perdida de la audición.
“La hiperemia de Aurum la encontraremos en todas las partes del cuerpo sobre las que el medicamento obra. Afecta el corazón aumentando su actividad; este excesivo trabajo se revela por el acrecentamiento de la fuerza del choque cardíaco, justamente como sucede en la hipertrofia cardíaca sin dilatación. Como resultado de esta acción, el corazón aumenta de volumen, dando origen a una hipertrofia cardíaca. Después de esto, tenemos una lista de síntomas muy característicos, los pulmones están demasiado llenos de sangra (hiperemia) y por eso el enfermo, al intentar hacer algún ejercicio, como subir una colina, siente como si tuviera un peso triturante bajo el esternón: siente que, de no detener su marcha, brotará la sangre fuera del pecho” (Farrington).
“Este estado del corazón necesariamente produce hiperemia en otros órganos; por ejemplo, encontraremos esta tendencia en la cabeza, agravada por el trabajo mental, porque el estudio aumenta siempre la cantidad de sangre en el cerebro, si hay propensión a la congestión cerebral. Hay una sensación de plenitud en la cabeza, acompañada de rugidos en los oídos; se siente dolorida, magullada y la mente está confusa. La cara, en los casos extremos de congestión, está más bien abotagada, presentando un aspecto como si estuviera barnizada. Hay chispas y resplandores de luz delante de los ojos, debidos a la presión aumentada en los vasos retinianos. Más adelante se revela con más evidencia la hiperemia ocular por el oftalmoscopio. Se experimentará una sensación en los ojos, de como si se estuviera jalando hacía afuera; hay cierto grado de tensión. Dos errores de la visión pueden ir asociados a estos síntomas: el enfermo, o bien ve doble o sufre lo que se conoce con el nombre de hemiopía. Estos síntomas sugieren la hiperemia cerebral, pudiendo presentarse por varias causas, siendo las más notables el excesivo trabajo de los ojos o el trabajo en lugares muy calientes” (Farrington).
“Encontramos una congestión hepática; el hígado está hinchado como resultado de una afección cardíaca; esta hiperemia va asociada a ardor y dolor cortante en el hipocondrio derecho; cuando la hiperemia continúa, el hígado llega a hacerse cirrótico o sufre una degeneración grasosa; aparece la ascitis; las evacuaciones son de un color grisáceo o blanco ceniciento por la deficiente secreción biliar. Los pulmones también están hiperemiados; hay gran opresión del tórax, que empeora por la noche y sobre todo en las primeras horas de ésta; también empeora por el ejercicio prolongado y por caminar mucho. La cara tiene un color púrpura. En casos extremados el síncope puede presentarse” (Farrington).
“Presenta hiperemia renal; ésta se manifiesta en un principio por un simple aumento de la cantidad de orina. Poco a poco los riñones comienzan a sufrir una degeneración grasosa; después la orina se escasea, se vuelve albuminosa o puede tener lugar la cirrosis o la degeneración granulosa. Aurum no obrará bien en estos casos, a menos que las molestias renales sean consecutivas a una afección cardíaca. Encontramos que también los órganos genitales son afectados por esta hiperemia y hay marcada tendencia a las erecciones. Los testículos llegan a ponerse inflamados, sobre todo el derecho. Aurum se adapta especialmente a la orquitis crónica, sobre todo, cuando el testículo derecho es el afectado. Produce congestión uterina, llegando este órgano a prolapsarse por su peso considerable; su volumen aumenta por la congestión crónica. Esta es la forma de prolapso que Aurum curará y no otro. La causa del prolapso es el peso mismo del órgano y no la relajación de los ligamentos o la debilidad general del sistema” (Farrington).
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